miércoles, 7 de agosto de 2013

[Hello sororidad]


@ItzelEguiluz

Entre otras novedades, en estos últimos quince días un anuncio de tampones se vuelve viral en Internet: una campaña que muestra un lado real y divertido, a mi parecer, claro, de la menstruación y en este caso de los tampones. Aunque si a ustedes mujeres u hombres, los tampones no les gustan o les dan lo mismo, igualmente deberían de pasarse por el anuncio, el cual está muy bien logrado y da una visión normalizada de la menstruación, que a veces pareciera que se nos olvida que le pasa a la mitad de las personas del planeta, algo así, como cada mes ( http://youtu.be/0XnzfRqkRxU ). 

En El País se publicó esta semana una nota llamada “La venganza contra los estúpidos anuncios de tampones”. El artículo está muy bien logrado y es bastante claro. Lo más interesante, sobre todo si ya se conocía el anuncio “Hello Flo”, en su versión “Camp Gyno”, son los comentarios. Mujeres que discuten sobre si utilizar la copa menstrual, otras que se juzgan unas a otras porque si los tampones se publicitan y la copa no, que si los tampones son malos y la copa no… Tenemos un problema mujeres (y que se enteren todos los chicos allá afuera también, de paso se convencen de que todas menstruamos) dejemos vivir unas a otras. Si a unas les acomodan los tampones que usen tampones, y si otras prefieren la copa úsenla, no es posible que cuando una comparte algo que considera positivo, como la normalización de la menstruación en la patética publicidad, lo que sacamos de eso sea un pleito sobre “¿Por qué la copa no se publicita?”; “A mí nunca me han dado cólicos, por qué hablan sólo del dolor”; “Yo muero de cólicos, no es una fiesta”; “Los tampones duelen y son malos”…

No, no se trata de eso, los tampones tienen un tiempo de uso, igual que la copa, hay casos de Síndrome de Shock Tóxico en mujeres que no están usando tampones, a algunas no nos gusta la idea de la copa, otras simplemente quieren seguir usando compresas y hay quienes deciden que la copa es lo mejor que les ha pasado en la vida, la cual les informo está bastante de moda en muchos sitios, por ejemplo, Twitter se la pasa recomendándomela.

El problema es que la menstruación sigue siendo un tabú. Que las compresas tengan olores que esconden otros, sí es verdad, yo tampoco estoy de acuerdo, pero entonces, ¿no sería lo mismo que la idea de un desodorante antintranspirante? Que si los tampones esconden la menstruación, la copa funciona muy similar y también dentro del cuerpo. 

¿Por qué no mejor nos dedicamos a la sororidad de la que habla Marcela Lagarde y nos dejamos en paz unas a otras?

Sororidad, en palabras de Marcela Lagarde: “Política de la democracia feminista […] que ojalá se convierta en una forma de relación de las mujeres en todos los ámbitos sociales […] para hacer política desde una perspectiva feminista”. Herramientas y capacidades para transformar las relaciones que pueden llegar a ser de enemistad entre las mujeres, para al menos mitigar la enemistad, qué mejor si podemos ponernos de acuerdo, generando un fin común. Dice Lagarde que tenemos intereses o necesidades comunes aunque no lo sepamos, que las mujeres compartimos necesidades, carencias o daños que pudieran estar relacionadas con nosotras.

¿Ese fin común podría ser aceptar nuestros cuerpos, conocernos, compartir y ser felices como mujeres, con senos, reglas, vello o sin él, anticonceptivos o sin ellos, hijos o sin ellos, con lactancia o sin ella, dentro de la globalización, las culturas y las creencias individuales?


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